viernes, 13 de febrero de 2015

Amor De Madre

Probablemente uno de los dolores más grandes en la vida de un ser humano sea dar a luz. El milagro de traer al mundo una vida implica un gran sacrificio, esfuerzo y con una cuota de sufrimiento; y definitivamente lo corresponde a una mujer tener el “privilegio” de experimentar esta maravilla de la naturaleza (Y de Dios). 

Siendo los hijos “carne de la carne” de la madre, sin duda el vínculo que se forma es inquebrantable, y por eso hasta en la tele escuchamos frases como “por mis hijos, ¡mato!” (Al buen estilo de Reyna Pachas). ¿Y quién no daría la vida por los hijos? ¿Más aún si es una MADRE? 

Desde que se forma la vida en el vientre la relación madre-hijo es única e incomparable, por lo cual es sensato pensar en que una madre es capaz, sin pensarlo dos veces, en dar la vida por un hijo. No creo que exista dolor “espiritual” más grande que perder a uno y superar ese gran vacío en el alma es realmente difícil, pues la naturaleza está diseñada para que suceda lo contrario. Somos los hijos quienes debemos despedirnos de los padres y no al revés; sin embargo en los azahares del destino, sucede.

Ya la mayoría de mis amigas ha pasado por esta experiencia y yo, siendo hombre y aún sin hijos, disto mucho de comprender si quiera un poco de lo que con mis humildes palabras trato de decir. 

Ustedes mejor que yo, mujeres, madres, para entender y enseñarme lo que significa amar a un hijo… y no hay mejor forma que con el ejemplo, y con el ejemplo de mi amiga, entiendo lo que realmente significa todo esto. 

Ella de por sí siempre ha sido una persona excepcional, muy competitiva, muy capaz, muy dedicada y sobre todo, muy fuerte. La conozco desde la universidad y he podido compartir con ella distintas experiencias, buenas y malas, como alumnos y como personas, y por eso no me equivoco al decir que es una de las personas más fuertes que conozco… y ahora no me cabe la menor duda.

Profesional exitosa, dejó su trabajo, su familia y amigos, para ir a vivir con el amor de su vida a Japón. Ya de por sí eso es para sacarse el sombrero, porque es una realidad 180º distinta a la nuestra. Al poco tiempo de irse a vivir allá, nos dio la noticia que iba a ser madre, lo cual fue una enorme alegría para todos nosotros. 

Empezando este año no podía entender los comentarios de ida y venida por el chat, hablando de accidentes, de hospitales y de oraciones. El auto en el que iba chocó y casi destruye su brazo, por lo cual los doctores estaban haciendo lo posible por salvárselo. 

Ya con calma y leyendo los comentarios, comprendí: Ella, instintivamente, movida por ese amor infinito que vanamente trato de explicar, lo único que atinó a hacer es proteger su barriga para salvar la vida a su pequeña de 6 meses, olvidándose por completo de su propia integridad. 

El amor de madre da vida, pero más de una vez, más allá del parto. Mi amiga me demostró que antes de terminar de darle vida, ya le regaló una nueva, pues la bebe quedó fuera de peligro gracias a su enorme sacrificio… y que hoy, el día de su nacimiento, aún antes de los 9 meses, ya puede comprobar con sus propios ojos llenos de amor que esa parte de su ser está viva, saludable, gracias a ella.

Pero su sacrifico aún no termina, pues tras 1 mes de estar internada, tras 5 operaciones, tras luchar contra una infección agresiva, tras aguantar el dolor y la restricción de medicamentos, tras las batallas perdidas (más no la guerra); mi amiga, la madre, la héroe de esta historia y superhéroe de su recién nacida hija, aún se encuentra internada en el hospital, con el único deseo ardiente en su corazón de poder ir a casa, con la bebe en brazos. 

Rezo mucho por ti amiga, rezo cada noche antes de acostarme, y como te conté, el  lunes 2 de febrero fui a una misa especial de sanación a pedir porque sigas fuerte, a pedir porque tu familia, a raíz de esto, no sea fuerte, sino indestructible; a pedir porque Dios si quiera por un momento alivie tu dolor y le ofrecí el mío, para que tengas un respiro. 

Lo hemos conversado, y sabes que Dios nos manda pruebas duras a sus hijos fuertes, a los que tienen una misión especial, a los “preferidos”, aunque no parezca. Como yo lo hice y sé que lo haces tú también, ponte en sus manos, deja que obre sus maravillas en ti, y dentro de poco verás los frutos de esa gran entrega de vida que tuviste y que te vuelve en mi héroe, en héroe de tu hija, en héroe de tu esposo y en héroe de todos los que conozcan esta historia, tu historia, de amor de madre.

Esta vez… ¡Tú has dicho! 


Único pedido.- Así no conozcan a mi amiga, les pido que recen por su salud y por la tranquilidad en su corazón, y en el de su familia. Amén.


Kikin Rispa
kikerispa2003@yahoo.es
(13 de febrero del 2015)

1 comentario:

  1. En verdad, el amor de madre no entiende de barreras, amamos mas haya de la separación física, porque la conexión, el cordón umbilical es un lazo indestructible con nuestros hijos. El señor escucho nuestras oraciones, ahora Katty goza de la presencia de su bella niña es el inicio de una nueva etapa en su vida..bendiciones para ellas.

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