sábado, 30 de junio de 2012

Re-conectando el presente


No pensé que volverías a mi vida. Es más, pensé que ya era cosa del pasado, pero la vida es así de caprichosa, con sus idas y venidas, vueltas y revueltas, entradas y salidas. A lo largo del tiempo “experimenté” muchas cosas, más de las que una persona promedio haría, pero en esta corta vida soy un convencido (por experiencia propia) que el mañana es tan imperceptible como el  aire que respiramos, así que prefiero mi HOY concreto, real, palpable, que me dice “vive!”.


Luego de haber estados juntos hace buen tiempo me pareció, en ese momento, más que pertinente el dejarte ir sabiendo que lo vivido y compartido había sido algo realmente bueno en mi vida, lo cual me permitió aprender tantas cosas en el camino; sin embargo, para bien o para mal, tome ortos rumbos que me llevaron a otras experiencias distintas pero no menos importantes, ya que buenas o malas, todo sirve para aprender y seguir creciendo como persona (siempre y cuando estés dispuesto a hacerlo). Golpes, caídas, satisfacciones, emociones, dolores, hasta “lesiones”, todas son huellas de una vida llena de vida, de la cual he aprendido tantas cosas valiosas y rescato lo más importante: Hagas lo que hagas, comprométete en hacerlo bien, por ti y por los demás.


Es así como en la vida se asumen compromisos para dar el máximo esfuerzo en cumplirlo a cabalidad, solo que en la vida hay muy pocos compromisos eternos, muchos de ellos, como los que viví, tenían fecha de vencimiento, y no por maldad o por aburrimiento, sino que cada cual correspondía a una etapa de la vida y por tanto, con cada etapa, nuevos compromisos, debiendo terminar algunos, cambiar otros y por qué no, olvidarse de otros más. Pero queda el recuerdo de esos compromisos y de la gloria de los triunfos y del sin sabor de las derrotas, pero quedan, son parte de ti, y te llevan a ser la persona que eres y que serás con cada compromiso asumido y cumplido en su mayoría. 


Y a pesar del tiempo y tantos compromisos, tu recuerdo seguía vivo pues sin duda era uno de los más gratos. Y con el giro en mi vida, con los nuevos retos y los nuevos compromisos, vino un mensaje claro desde tantos lados que parecía inevitable llegar a ti, y si la vida te está diciendo que tomes (o en este caso, retomes) un camino, quien soy yo para decirle a la vida sabia y misteriosa que no? Que se equivoca? Quién soy yo para querer refutar o enseñar a la vida que las cosas no son como te las presenta? Al contrario, la invitas a pasar, conversas con ella, escuchas sus ideas (pues no te da razones) y solo queda decir “vamos”. 


Entonces abrí esta re-compromiso con el mismo afán de siempre: Comprometido en hacerlo bien por mí y por los demás. Y con la decisión de re-tomar este camino viene el miedo, emoción, dudas, sueños, trabas, ilusiones… pero no hay por qué alarmarse, es parte de la vida y yo estoy vivo, y por tanto siento y disfruto de mis emociones, así que me permito sentir todo esto porque es normal, es sano, es parte de, y al contrario de correrme de salida, corro de entrada para que no pase más tiempo y poder re-conectarme contigo pues sé que indefectiblemente va a ser bueno.


Y desde el primer momento lo fue. Al verme rodeado de ti no pude dejar de sentir la plena satisfacción de que estaba  haciendo lo correcto y de que lo estaba haciendo bien. Como todo lo que se empieza (así sea un re-empezar), cuesta, toma tiempo re-adaptarse, re-encontrarse, re-armonizarse; pero que sería de esta vida si todo fuera fácil, cierto? Sin esfuerzo no se siente la recompensa, y por simple matemática, con más esfuerzo mayor la satisfacción de lograr tu objetivo. Pero estaba bien, era lo que debía ser, estaba destinado a ser así, todo lo vivido y ocurrido, con o sin intención, era como debía ser, re-vivirlo contigo.


Lo bueno es que me adapto rápido, en situaciones nuevas o re-vividas, y luego de pasar algunos momentos en que podía sentir que me quedaba sin aliento o que las fuerzas me faltaban, no pasó mucho tiempo para sentir que las cosas tomaban curso y fluyeran naturalmente, casi como si nunca hubiese existido esa pausa en medio, como si ese bache en el tiempo desapareciera y que para todos los espectadores fuera como si viniera de largo tiempo atrás. Y es que lo que tiene que ser se cae de maduro y esto tenía que ser así, y se siente así, y se vive así. Y claro, también hay momentos de trabas, en que parece que las cosas no van a salir bien, que algo falta o que todo se complica, pero no me preocupa pues sé que nada es fácil en esta vida, nadie la tiene comprada (vaya que lo sé!), así que mientras más grande la dificultad, más necio me pongo para superarla pues no he nacido para sentirme derrotado, no he nacido para tirar la toalla, no he nacido para renunciar; he nacido para luchar y conseguir mis objetivos, pequeños y grandes, individuales y colectivos, así que no dejaré de estar ahí, cada vez con más ánimos, cada vez con más fuerza, cada vez con mayores anhelos pues es lo que deseo de todo corazón, y no pararé hasta verme levantando los laureles del triunfo,  a tu lado. 


He dicho!




Kikin Rispa
Kikerispa2003@yahoo.es
(30 de Junio del 2012)